CONTINUAMOS PORQUE ENGANCHA
La ilusión la medimos por años. Ésta es la duodécima edición y los alumnos se estimulan como en el primer torneo.
La ilusión del ajedrez de la escuela llega a las casas y contagia a padres, madres, abuelos o hermanos que a la vez que satisfacen su necesidad de ocio, comparten con sus hijos, nietos, … esa demanda de ilusión por este interesante y educativo juego.
Se genera así en los alumnos un proceso de desarrollo de habilidades intelectuales que son difíciles de generar con otras actividades y que ni ellos ni sus familiares son conscientes de son de gran ayuda.
El ajedrez es un juego de estrategia. En nuestro colegio de Berlanga, celebramos dos torneos anuales. Uno, durante todo el mes de Mayo y otro, durante todo el mes de Noviembre. Son indescriptibles las sensaciones que produce en una persona mayor la observación de una partida entre nuestros alumnos. La concentración en el juego, imagino que las destrezas que cada alumno desarrolle mientras piensa qué hacer y un sinfín de mecanismos hacen del espectador un participante.
Los alumnos comienzan a jugar los torneos a los seis años. Ha habido excepciones de cuatro y cinco años. La diversión que van viendo en los alumnos mayores, el entrenamiento que hacen con sus abuelos, padres,…, cuando llegan a casa, el gusanillo de la competición al intentar ganar,… los invita a participar. El juego favorece su concentración, su memoria, su creatividad, ideales complementos para la evolución personal.
El estado emocional de las personas, por supuesto de los niños, depende en gran parte de su satisfacción por lo que hacen. El hecho de desarrollar habilidades, jugando al ajedrez en el vestíbulo de nuestro centro, favorece esa satisfacción.
Esa atención, la concentración, la memoria,… Organizar, sintetizar, analizar,… Seguramente, hay pocas actividades tan completas.
Es un proyecto ambicioso el de mantener estos torneos anuales tan sólo sea por cubrir algunos de los objetivos de nuestro proyecto educativo de centro:
– La capacidad de resolución de problemas en una partida,
– La toma de decisiones entre las miradas de los compañeros que los rodean cada recreo que dedican al juego, es decir, toma de decisiones bajo presión.
– El razonamiento lógico: si hago esto, mi oponerte hará aquello.
– La abstracción adelantada, adaptada al momento de decisión.
– La imaginación, la creatividad en una jugada que le ha enseñado su abuelo y que pone en práctica,…
¿Cómo se puede conseguir en educación tanto en tan poco tiempo que, por otro lado, es tiempo divertido?
Algunos alumnos han llorado en alguna ocasión. Han perdido y ha sido duro. Pero han visto a la vez como han perdido otros compañeros y como siguen en la siguiente partida y ganan.
– Superación de miedos, superación de esa primera frustración.
– Desarrollo de la autoestima, de la confianza en poder participar sin miedo al fracaso, siendo feliz.
¿Acaso los recreos de todo un mes de mayo o de noviembre no se ven desde aquí como la panacea del éxito de los alumnos del Colegio Jacobo Rodríguez Pereira de Berlanga? Cada lector que haga su reflexión. Pero, en los niños, las ilusiones y el juego son los cimientos del éxito. Y esas sensaciones vividas en los recreos de nuestra escuela durante los torneos están integradas en el complejo desarrollo de la inteligencia emocional.Control, empatía, iniciativa, superación, miedos, satisfacción,… En fin, desarrollo, granito de felicidad.
Estos son los apuntes que se pueden sacar de nuestras experiencias con el ajedrez en la escuela de Berlanga durante los recreos de cada uno de los días lectivos de los meses de mayo y noviembre.
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